27 de mayo de 2011

Tango: Nerón Ferrazzano: ¿Mis nosequé abuelos?


Violonchelista, contrabajista y compositor
(29 de marzo de 1903 - 26 de agosto de 1977)

Por Vicente Rodríguez


E
l violonchelo ha tenido escasa preponderancia en la historia del tango, sin embargo, hay una larga lista de grandes intérpretes comenzando por José Luis Bragato, posiblemente el más nombrado en las últimas décadas. También, es de absoluta justicia destacar a Alfredo Citro, Ascanio Donato, Enrique Lanoo, Florencio Gianneo. Pero el nombre trascendente, por sus conocimientos musicales y por estar ligado al tango desde sus mismos inicios es el del protagonista de esta nota: Nerón Ferrazzano. Son muy pocas las noticias que tenemos de él, por eso es tan importante este aporte de Vicente Rodríguez, publicado en "Estudios de tango", en su edición de julio-agosto de 1972.
«Existen, hasta el año 1920, muy pocos antecedentes en el tango sobre el uso del violonchelo. Como pioneros podríamos citar al "Alemán Fritz" y a Alberto Paredes, ambos integrantes de conjuntos dirigidos por Eduardo Arolas, durante 1916 y 1917. El primero también estuvo en un conjunto del excelente pianista y compositor José Martínez.
«Pero fue Ferrazzano, con sus condiciones descollantes, quien instaura en forma estable el instrumento en las orquestas típicas. Sus estudios, a partir de 1916, fueron con el profesor italiano Egidio Bolognini, padre de los músicos Astor, Remo y Ennio.
«Su primera actuación fue en el cine Primera Junta, de la avenida Gaona, en el barrio de Caballito, formando parte de un trío y haciendo un repertorio clásico.
«Comienza a acercarse al tango, a intentar la creación de alguno, pero su iniciación recién se concreta cuando regresa de Europa su hermano Agesilao y forma el rubro Ferrazzano-Pollero. Resulta interesante mencionar sus componentes: Salvador Grupillo y Nicolás Primiani (bandoneones), Agesilao, Eugenio Nóbile y Alfredo Mazzeo (violines), Nerón (chelo), Olindo Sinibaldi (contrabajo), Julio Fava Pollero (piano) y Salomón Nisguritzer (batería). Este conjunto tuvo varios cambios y su trayectoria no fue extensa.
«El año 1928 lo encuentra formando parte de la orquesta de Anselmo Aieta, que estaba actuando en el cine Hindú, de la calle Lavalle al 800. En una sola ocasión integra el sexteto de Julio De Caro para un baile, en donde interpretó solos de chelo en "La cumparsita" y en "Chiqué".
«Ese mismo año es requerido por Pedro Maffia. Permanece en esa formación ocho años, con algunos intervalos. Allí, en un principio, utilizó un chelo corneta, luego volvió al instrumento tradicional.
«Más adelante ingresó al conjunto de Osvaldo Fresedo, por siete años. Desde 1947 actuó en la orquesta de Pedro Laurenz y finalmente con Horacio Salgán. También formó parte, hasta su jubilación en 1963, de la orquesta estable de Radio Splendid dirigida por Francisco Trópoli.
«Recorriendo las grabaciones de la orquesta de Pedro Maffia se puede apreciar el magnífico sonido de su instrumento, en las ocasiones que fue requerido.
«Como compositor su labor no fue fecunda, ni sus creaciones mayormente destacadas. Según las partituras consultadas, encontramos: "Alondra", con letra de García Jiménez, cuya dedicatoria dice: "Al jockey pibe Lemita", fue cantado por Agustín Magaldi, aunque no llegó al disco; "Buena yunta", con letra suya, en la edición primera de 1927, pero en la posterior de 1929, hay otra letra que firma Luis Rubistein, fue estrenado en el cine Hindú por Los Siete Ases, el ya mencionado conjunto de Aieta, donde estaban Juan D'Arienzo y Luis Visca y, fue registrado en forma instrumental por Osvaldo Fresedo, en 1926; "Casa de muñecas", canción de cuna con letra de García Jiménez; "Chelín", grabado por Fresedo en 1923 (en una posterior partitura su título es "Aladino"); "Chinchorro", que también registró Fresedo en 1923; "La china linda", zamba con letra de Celedonio Flores
También le pertenecen: "Mirtha", dedicado a su hija; "Ofrenda" y "Pobres violetas", con versos de Antonio Polito; "Olvídala", con Oscar Roma y "Quimera juvenil", con música y letra propias.
«Existen otros títulos pero son poco significativos. Como curiosidad, le adjudican ser el verdadero autor de "Una tarde" y "Cuando tú me quieras", pero ambos pertenecen -y así figuran registrados- a su hermano Agesilao, en colaboración con Julio Fava Pollero
Fuente: http://www.todotango.com/spanish/creadores/nferrazzano.asp

Tango: Agesilao Ferrazzano: ¿Mis nosequé abuelos?

Agesilao Ferrazzano
Violinista, director y compositor

(31 de julio de 1897 - 18 de enero de 1980)
Nombre completo: Agesilao Francisco Ferrazzano
 


Por Horacio Loriente

     Personalísimo violinista del tango nacido en Buenos Aires. Su primer compromiso profesional fue en la orquesta de Roberto Firpo, donde debutó como segundo violín, cuando el primero y único era Tito Roccatagliata.
    El conjunto lo formaban además, Alejandro Michetti como flautista y el maestro director en el piano. Transcurría el año 1914.
Dos años más tarde, debutan en Montevideo en el carnaval de 1916 realizando los bailes del teatro "Urquiza", presentándose además en el café y confitería "La Giralda".
En dicho local, participa en el estreno de "La cumparsita".
Al regresar a Buenos Aires, transcurridos unos meses se aleja del elenco Roccatagliata, pasando entonces Agesilao a ser primer violín y produciéndose el debut de Cayetano Puglisi.
Se aleja de Firpo a fines de 1917, pasando a ser primer violín Cayetano Puglisi e ingresando al conjunto, como segunda cuerda, Adolfo Muzzi.
Dos formaciones estelares lo tienen entonces como protagonista.
En 1918, con la Orquesta Flores; Carlos V.G. Flores (piano), Ferrazzano y Bernardo Germino (violines); Ricardo Luis Brignolo y Roque Biafore (bandoneones).
Al año siguiente arma el conjunto Gorrese-Ferrazzano.
Integrado por Vicente Gorrese, piano; violinistas Ferrazzano y Germino; Luis D'Abraccio y Enrique Pollet, bandoneones.
Realiza una temporada en el cabaret Maxim's formando parte de la orquesta de Eduardo Arolas.
En 1920, forma con Enrique Delfino un formidable dueto de piano y violín, luciéndose repetidamente en el foyer del Teatro de la Opera.
Se produce entonces el viaje de Enrique Delfino con Osvaldo Fresedo y Tito Roccatagliata a Estados Unidos y entonces, Carlos V. Geroni Flores reemplaza a "Delfy" en el piano. De esta espléndida conjunción han quedado importantes testimonios discográficos.
En 1922, se produce la trascendente novedad de la formación de la orquesta de Osvaldo Fresedo que inicia sus grabaciones para los discos Victor.
La base fue el "Cuarteto de Maestros" (conjunto que había formado cuando volvió de Norteamérica), es decir, Fresedo, Tito, Ferrazano y Cobián complementados con el bandoneonista uruguayo Alberto Rodríguez y Leopoldo Thompson en contrabajo.
Pese a su intenso trabajo en la orquesta Fresedo, Ferrazzano hace una escapada -que le permite hacer uno de los cruceros al sur en el buque Cap Polonio- formando en las filas de la orquesta de Francisco Lomuto.
En 1923, es requerido por Juan Carlos Cobián -ya desvinculado de Fresedo- y comienza enseguida a grabar discos.
No se puede omitir la mención de aquel conjunto de notables cultores del tango. Juan Carlos Cobián (piano), Luis Petrucelli y Pedro Maffia (bandoneones), Agesilao Ferrazzano (primer violín), Julio De Caro (segundo violín).
A comienzos de 1925, Francisco Canaro lo apalabra para viajar a Europa.
A modo de avanzada para preparar todo, el famoso autor de "Sentimiento gaucho" se embarca en el vapor "Alsina" el 10 de marzo de 1925, viajando posteriormente sus músicos, Carlos Marcucci, Juan Canaro, Agesilao Ferrazzano, Fioravanti Di Cicco, Rafael Canaro y Romualdo Lo Moro.
Seis meses más tarde, después de actuar en París, Ferrazzano se convierte en músico fundador de la famosa Típica Víctor, formada principalmente para contrarrestar el alejamiento de Osvaldo Fresedo de ese sello grabador.
El 9 de noviembre de 1925, esta orquesta, integrada con Vicente Gorrese, piano; Ciriaco Ortiz, Luis Petrucelli y Nicolás Primiani, bandoneones; Agesilao Ferrazzano, Manlio Francia y Eugenio Romano, violines y Humberto Constanzo, contrabajo, abría fecundo surco en nuestra música ciudadana, con los tangos "Olvido" de Ángel D'Agostino y "Sarandí" de Juan Baüer.
Con renovación de músicos la orquesta Típica Víctor siguió dictando cátedra hasta la década del 40.
Encabeza enseguida la orquesta Ferrazzano-Pollero, que se presenta con gran suceso en el cabaret "Folies Bergere" de Buenos Aires.
Se trataba de un numeroso y calificado conjunto integrado por Julio Fava Pollero (pianista uruguayo), Agesilao Ferrazzano primer violín, acompañado en ese instrumento por Eugenio Nóbile y Remo Bernasconi; Salvador Grupillo y Nicolás Primiani (bandoneones); Nerón Ferrazzano, hermano del codirector y uno de los más notables violoncelistas del tango; Olindo Sinibaldi (contrabajo) y Salomón Nisguritz (batería).
En esa etapa en que compartió con Pollero la dirección de las orquestas, crearon en colaboración dos hermosos tangos: "Cuando tú me quieras", con letra de Francisco Bohigas y "Una tarde", con versos de Benjamín Tagle Lara.
Nuestra cronología nos ubica en el año 1927.
Agesilao, desvinculado de Pollero, forma nueva orquesta para actuar en el cabaret Florida y logra un contrato para grabar discos, labor que cumple hasta el mes de octubre.
En noviembre, emprende nuevamente viaje a Europa desde Buenos Aires, con una breve escala en Montevideo para interesar a Héctor María Artola -por encargo de Eduardo Bianco- para que lo acompañara.
Así fue y ambos músicos embarcaron con destino final a París, donde arribaron en vísperas de Navidad.
Se sabe que en Europa trabajó intensamente formando parte de diversas orquestas pero nunca regresó al Río de la Plata. Algún tiempo estuvo radicado en Italia, donde alcanzó a cumplir muchos años, también anduvo por el resto del viejo continente, África y Brasil, pero esa es otra historia que algún día conoceremos mejor. Aquí reseñamos su labor artística, intensa y fecunda, que cumplió en Buenos Aires desde aquella incorporación, aún adolescente, a la orquesta de Firpo y culminada con sus discos de 1927.

ἐπίγονος


epígono.

(Del gr. πίγονος, nacido después).

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22 de mayo de 2011

Los intersticios de la luz


FILOSOFÍA

Jueves 3 de febrero de 2011 - 03/02/11
Las grietas del panóptico
Toda acción de control entraña otra de descontrol. Esta idea surge del libro de Esther Díaz cuyos ejes se debatieron en un congreso sobre biopolítica.
Por MARTIN W. PRIETO

El escritor Georg Lichtenberg observó a principios del siglo XIX que toda la historia era la historia del hombre despierto, nadie había pensado en la historia del hombre dormido. Con la aparición del psicoanálisis probablemente se haya remediado un poco esta falta. Como a Freud, también a Foucault de alguna manera lo obsesionaban las razones complejas y ocultas que determinan la vida de los hombres y las sociedades. Fue el arqueólogo de los poderes, de esas variadas rutinas de coerción que se ejercen en los diagramas, los sistemas, las sintaxis, tan inmanentes a las ideologías y a las verdades como al hierro de las prisiones.
El lector avezado habrá notado que sin la obra de Foucault no se comprenderán muchos procesos fundamentales de la historia moderna. Sus investigaciones desmienten lo superficial y revelan la enorme relojería interna (visión algo tenebrosa) de las sociedades modernas. Una de sus contribuciones más importantes fue el estudio de la biopolítica, que definió como aquellos mecanismos mediante los cuales el poder regula los procesos vitales de las poblaciones. Foucault advirtió que si el viejo poder de los soberanos consistía en hacer morir o dejar vivir, el nuevo poder es el de hacer vivir y dejar morir. Estos tiempos ya los anunciaba el doctor Benjamin Rush, uno de los padres fundadores de EE.UU.: "En lo sucesivo será asunto del médico salvar a la humanidad, tanto como hasta ahora lo fue del sacerdote. Concibamos a los seres humanos como pacientes en un hospital; cuanto más se resistan a nuestros esfuerzos por servirlos, más necesitarán nuestros servicios." A través de las técnicas centradas en el control de la salud, natalidad, sexualidad, en el siglo XIX se comienza a sistematizar de diversas maneras la influencia de los estados sobre la vida. La producción de organismos rentables es un interés permanente del poder, al mismo tiempo que se diseñan las instituciones destinadas a separar la paja del trigo (cárceles, psiquiátricos, asilos). La filósofa Esther Díaz (UBA, UNLA) publicó Las grietas del control (Biblos). Allí aborda la actualidad de la biopolítica y la explora en sus variadas configuraciones argentinas.
En el libro se abordan dos fenómenos básicos, la vigilancia y el control: la vigilancia es la forma ancestral, es lo que se oye y se escucha; el control atraviesa paredes y distancias e incorpora flamantes tecnologías. A lo largo del libro se intenta deconstruir este gran aparato coercitivo tratando de medir su vigor pero también de encontrar sus cortocircuitos y sus fallas conceptuales, en cuatro territorios: lo urbano, los cuerpos tecnificados, el deseo liberador o excesivo y el mundo de la creatividad. Díaz marca un punto de partida: "la acción de controlar es siempre acechada por la irrupción del descontrol, porque ¿Quién controla a quienes controlan? ¿Existe una red de seguridad tan densa que no se agriete en algún resquicio? ¿Cómo garantizar la fidelidad de quien no gana en un año lo que muchos de sus patrones disfrutan en un día?" En el capítulo sobre urbanidad se muestra cómo los dispositivos del panóptico han sido revertidos para construir encierros voluntarios e hipervigilados, como son los countries y barrios privados. Allí lo que se busca es una inmunización de los flujos poblacionales desheredados y amenazantes, pero al mismo tiempo intrínsecos de las sociedades neoliberales. Los muros y las garitas de los barrios de lujo sirven para excluir en dos sentidos, depende del lado de la línea en que uno se encuentre; dicho de otro modo, actúan para reforzar a través del control y la polarización los hilos del poder.
Muchos de los temas de este libro fueron desarrollados en el Congreso Internacional de Epistemología y Metodología "Investigación Científica y Biopolítica", realizado en noviembre en la Universidad de Lanús. En su ponencia "Abordajes deconstructivos como estrategias de investigación", la autora y organizadora del evento presentó sus ideas para una reflexión sobre la ciencia abierta a los marcos sociales y políticos más amplios que la producen, criticando esa visión de la verdad científica como una milagrosa burbuja.
Al congreso asistieron especialistas en epistemología, metodología y biopolítica locales e internacionales. Hubo intervenciones destacadas como las de Alfonso Galindo Hervás, "Secularización, abstracción y excepción en los diagnósticos sobre la biopolítica" (Universidad de Murcia); Roxana Ynoub (UNLa-UBA) "Hermenéutica y metodología"; y Mónica B. Cragnolini (UBA-CONICET) "Paradigmas biopolíticos y políticas de la resistencia: entre los intersticios de los biopoderes", En el último y atrayente capítulo de Las grietas del control, Esther Díaz se detiene a considerar la música para sondear ese espacio, tan reminiscente de la filosofía, que armoniza rigurosidad con libertad. "Las partituras más cuidadas suelen producir la música más creativa", dice, adivinando una lógica benéfica para aquellas actividades humanas que logran escapar a los encierros mas voraces. A propósito, recuerdo en la música de Leonard Cohen una línea que dice: "Hay una grieta en todas las cosas. Así es como entra la luz."
FUENTE: http://www.clarin.com/rn/ideas/filosofia/filosofia_y_vigilancia_0_417558255.html