31 de enero de 2007

Argentina, ¿un país en serio?

1-Argentina, ¿un país en serio?

Borges utilizó en muchos de sus relatos la enumeración caótica, transformándola en una marca de estilo propia de sus relatos.
La característica principal de este tipo de recuento radica en la posibilidad de unir con comas y nexos elementos, en apariencia, totalmente disímiles entre sí.
Caótica es también la larga lista de acciones y situaciones poco claras que recauda el gobierno de Kirchner en lo que va de su mandato, aunque supongo que el lector avisado encontrará las conexiones necesarias para unir el rompecabezas que de aquí surgirá.

1.1-Fragmentar y reinar

Existen múltiples formas de control social implementadas desde el Estado argentino como modo de adoctrinamiento del conjunto de la ciudadanía. Una de las más perjudiciales, y con mayores "beneficios", es la que instala el miedo en cada uno de los grupos que conforman los estratos sociales. Las clases altas y medias temen a las populares, las populares nativas tienen dudas acerca de las buenas intenciones de las clases medias y altas, a la vez que, rechazan en nombre de la argentinidad a las clases populares de inmigrantes, mientras que, ambas desconfían de las fuerzas de seguridad. A la sazón, las clases medias y altas se protegen de los "negros villeros", en barrios cerrados o countries, del robo, el secuestro y el asesinato. Aún más, en el ecuador social, las clases medias no sólo desconfían de las populares sino que no ven con muy buenos ojos a los "chetos" de las clases altas, aunque, por las dudas, leen las revistas del jetset argentino e internacional, como para no quedar fuera de la "movida de punta”.

1.2-La cultura del miedo

La enfermedad del miedo es, tal vez, el peor de los flagelos a los que nos enfrentamos los hombres y mujeres en este siglo XXI. En nuestro país, la manipulación del miedo tiene larga data, y no siempre estuvo asociada a los aborrecibles gobiernos de facto. Presidentes legítimos como Irigoyen, Perón, Alfonsín y Menem utilizaron el miedo como forma de control de la población civil.

Una ciudadanía que vive una situación de guerra preventiva diaria y que está alerta a lo que hacen los de más abajo, los del medio y los de más arriba, constituye y re-afirma una sociedad paranoica y enferma de miedo.

El recelo brota desde los árboles, desde las calles de pavimento, tierra o adoquines; nace en cada esquina, crece en las plazas y veredas y se reproduce en los medios de comunicación, donde se reinventa y da frutos que contagian de temor.

Así, la sociedad dividida, enfrentada, es más fácil de manejar por aquellos que detentan el poder, por aquellos que manejan los hilos de la Nación y se aseguran de que el miedo perdure en los corazones, volviéndose cultura, una cultura del miedo.

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