23 de abril de 2011

CÓDIGO FUENTE O LOS OCHO MINUTOS DE GRACIA

Los científicos yanquis descubren un método científico-tecnológico para seleccionar ocho minutos del recuerdo de alguien que sufrió un atentato para poder conocer y modificar cualquier consecuencia que de esos ocho minutos derive y prevenirse en el futuro de, por. ej. , de futuros ataques terroristas.

Para que el sistema funcione, un soldado yanqui, o lo que queda de él, se encuentra en una cápsula y en su memoria insertaron los últimos ocho minutos de un tren con destino a Chicago, que va a ser el primer objetivo de un terrorista.

El objetivo del soldado, gravemente mutilado y a nivel médico ya muerto, aunque no lo sabe aún, es identificar entre los cientos de pasajeros del tren a quién puso la bomba y sonsacarle cuál va a ser el próximo objetivo. Al respecto, las autoridades militares sospechan que el próximo atentado ocurrirá en el centro de Chicago.

El militar vuelve una y otra vez a la misma escena; y en cada regreso, aprende, es decir, descubre nuevas estrategias para solucionar el problema que le presentaron.

A medida que los regresos se suceden, la subjetividad del soldado toma protagonismo en la historia. No le sirve tomar la propuesta que le ofrece el alto mando de las fuerzas y ser mártir, glorificado por la guerra y los servicios a la patria, si no obtiene algo que alimente su subjetividad a cambio. Pide que se lo comunique con su padre en varias oportunidades, pero no obtiene respuestas a su pedido.

Extenuado, en su último regreso al tren, identifica al terrorista, y al núm. de patente de la camioneta que este maneja, cargada con una gran cantidad de explosivos para un próximo atentado.

De regreso a la cápsula, informa a las autoridades militares de sus descubrimientos, y pide que lo desconecten.

Cuando todos están embebidos en la algarabía del triunfo, pide a la militar que lo acompañó y guió desde “fuera” un último regreso para salvar a las personas del tren, pese a que le habían explicado que esos ocho minutos de gracia no permitían cambiar “la realidad”, solo adelantarse a posibles acciones dañinas en el futuro.

La militar, llevada por sus sentimientos, reenvió al soldado al tren, con la condición que después de eso él sería desconectado.

Una vez en el tren, el soldado capturó al terrorista, avisó a las autoridades, y se permitió, por primera vez en todos sus regresos, dejarse llevar por sus sentimientos y besó a Cristina, la mujer que siempre aparecía delante de él y lo había enamorado.

En ese preciso momento, concluyeron los ocho minutos y el tiempo en el tren se congeló. Desde “afuera” la militar que guiaba el proceso, habiendo desobedecido la orden del jefe, se encerró en la sala donde yacía lo que quedaba del soldado.

Cuando se cumplió el tiempo establecido, accionó un botón del que dependía la vida del soldado. Sin embargo, del otro lado la vida se reactivó y volvió a fluir, creando así una realidad paralela a la que era considerada la única realidad.

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