Desde el martes pasado que estoy en cama y en casa. Salí al exterior el viernes de la semana pasada para ir al traumatólogo y ayer, lunes, para hacerme una resonancia. Es increible la cantidad de tiempo de que disponés cuando dejás que la cabeza trabaje. En cuestión de minutos, he pasado de inventarme un no tan complejo sistema de poleas para sentarme en la cama con menos dolor al esqueleto de una novela juvenil ya casi olvidada.
En lo que el humor se refiere, recorrí una extensa lista de estados de ánimo: ansioso, esperanzado, malhumorado, paciente, tranquilo, desesperado, dolorido, cansado, alegre, nerviso, ofuscado...
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